El relevo
Tras una corta subida que hay que recorrer lentamente, porque es la única dificultad del recorrido, se adentra en el bosque. El camino es ancho y serpentea entre hayas y abetos. Tendrás tiempo de sobra para observar las huellas y pistas que dejan los animales en la nieve. Poco después se llega a un punto característico, fácilmente reconocible gracias a su gran antena: se trata del relé. Se continúa por la pista que, al cabo de unos centenares de metros, hace un giro brusco a la izquierda para volver al punto de partida. Pasa ligeramente por encima del que cogiste al salir. Después de algunas vueltas, poco a poco saldréis del bosque. Luego continúe hasta llegar al punto 3.
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